
Los beneficios de este método no cabrían en los dedos de una mano. Creado para los bailarines en los años 20, arrasa por sus propiedades terapéuticas para todo el mundo que quiere sentirse libre en cuerpo y alma
Ahora, antes y siempre…
Las clases del método Pilates son vistas con cierta superioridad por parte de los deportistas que lo dan todo en la sala de pesas o los que sacan la lengua a lomos de su bicicleta de ‘spinning’. Parece que sea una variante de ‘gimnasia suave ‘para gente mayor o para recuperarse de lesiones. Pero bastaría que cualquiera de los que opinan así se pasara por una de sus sesiones para darse cuenta de su craso error. Es cierto que no es una tabla de ‘cardio’, que te haga saltar como si no hubiera un mañana o sudar a mares, pero el ejercicio que se hace es entre moderado y alto. Dependerá del alumno y también del monitor. Y tu cuerpo va a notar los resultados.
Fortalece la musculatura
En los años 20, Joseph Pilates creó esta disciplina como entrenamiento para los bailarines, que necesitaban tener tanto flexibilidad como estar musculados. Los ejercicios de levantamiento de pesas disminuyen la flexibilidad, por lo que no eran los más adecuados para ellos. Así que ya en el nacimiento de esta disciplinase contempla el crecimiento muscular, pero de una forma muy diferente a la habitual. Las personas que practican pilates con asiduidad hacen que sus músculos se enfrenten a fuerzas contrarias, por lo que se rompen fibras y al volverse a generares cuando se consigue aumentar el músculo. Aunque no verás rastro de mancuernas en estas clases, en muchas ocasiones se trabaja con resistencias de muelles o con bandas. Y si tienes dudas del intenso trabajo muscular de esta disciplina, prueba con el Pilates en suspensión, una variante realmente dura solo apta para los que están en muy en forma.
Eso sí, no vas a parecer Popeye por practicar pilates habitualmente. Con estas clases se consigue fibra los músculos, definirlos o reafirmarlos. Y sus resultados se notan especialmente en el ‘core’ (el cinturón del abdomen que sostiene el peso de todo el cuerpo y que entre los ‘pilateros’ se conoce como ‘powerhouse’). Además de planchar el vientre, también eleva esos traseros que miran decaídos al suelo y define los brazos.
Pierde grasa
Otro de sus beneficios más desconocidos es su capacidad para quemar grasa. Cuando nos apartamos del ejercicio aeróbico, parece que no existe posibilidad alguna de adelgazar. Y no es así. La práctica de este método consigue que los músculos sean más flexibles y que se alargue el rango de movimiento. Por otra parte, y como comentábamos en el anterior punto, también consigue que musculemos. Por tanto, cuanta más masa muscular tengamos, nuestro metabolismo basal será más alto y por tanto más grasa quemaremos. Las clases de pilates varían mucho dependiendo de la modalidad (en suspensión, en suelo, con máquinas…) se pueden quemar hasta 450 calorías, una cifra superior de las que se consumen en algunas sesiones de pesas. Evidentemente, estos beneficios se multiplican si lo combinas con alguna clase de ‘cardio’ semanal (y ni decir tiene que para lucir sílfide también deberás vigilar la dieta).
Ten más resistencia
El método Pilates se emplea como entrenamiento para practicar otros deportes. Y aunque no acudas descalza a la clase para ser un as de otra disciplina, notarás que tienes más resistencia muscular y, en definitiva, más fuerza. La razón es que la mayoría de movimientos que se hacen en estas clases requieren una contracción continuada de los músculos. Seguramente, el tiempo en el que aguantas esa contracción es mucho más largo que en cualquier otra clase. Y eso se nota: estarás más fuerte y te cansarás menos.
Por otra parte, acompasar la respiración con todos los movimientos que vas haciendo sirve para oxigenar los músculos, por lo que también estarás potenciando la resistencia y la fuerza.
Gana flexibilidad
Seguramente este es el beneficio más conocido de estas clases: los ‘pilateros’ parecen de goma, tengan la edad que tengan. Lo notarás a las pocas semanas de practicarlo. Los estiramientos y las elongaciones te ayudan a ampliar el rango de movimientos cuando practicas también otro tipo de ejercicios. De hecho, las pesas u otros entrenamientos tienden a ‘acortar ‘los músculos, por lo que es recomendable combinarlo con el método Pilates. Además de poder presumir de tocarte la punta de los pies, los estiramientos son muy importantes, tanto para prevenir lesiones como para lubricar las articulaciones y evitar así su desgaste o envejecimiento.
Mejora tu estado de ánimo
Tal vez no se note cuando te mires al espejo, pero practicar regularmente pilates te aportará paz de espíritu. Por una parte, al ser consciente de tu respiración, estarás conectándote con tu cuerpo, conociéndolo mejor y, a la vez, dejando de lado las preocupaciones. Por otra parte, las mejoras son palpables a partir de las 10 clases y se disparan con las 30 y eso es un bálsamo que aúpa la autoestima. Además de verte mejor, serás consciente de que puedes hacer más cosas: aguantas más tiempo haciendo ejercicios, tienes más fuerzas, mayor flexibilidad. Vamos, que tendrás ganas de tirarte besos a ti mismo. Y, por último, varios estudios demuestran que se duerme mejor tras una sesión, aunque no es recomendable hacerla antes de ir a la cama.
Y cómo consigo todo esto
Pongamos que estás convencida de apuntarte ya al método Pilates. Si tienes tiempo, lo mejor para exprimir al máximo sus beneficios es realizar tres clases semanales de 50 minutos. Es muy importante que aprendas a respirar correctamente.
El método pilates es un sistema de entrenamiento físico y psicológico que combina varios métodos, el cual se une con el control mental, respiración y relajación.
Esta disciplina se enfoca en estabilizar los músculos centrales a través de la respiración y la alineación de la columna. Estos ejercicios se efectúan lentamente y de manera muy controlada para evitar lesiones en espalda y articulaciones.
Por eso, muchas veces se recomienda como terapia de rehabilitación para prevenir el dolor de espalda o para personas con lesiones preexistentes.
Puedo asegurar que “en diez sesiones notarás la diferencia y en 30 te cambiará el cuerpo”.
Para quienes lo practican con regularidad, consiguen notables mejoras en el tono muscular.
Para el ejercicio se toma de base el centro del cuerpo como los abdominales, espalda baja, cadera y glúteos, coordinando con respiración y buena postura.
Ángel Buitrago
